lunes, 30 de junio de 2014

Ponte Caldelas, Gradín y Área Arqueológica De Tourón

La caminata que presentamos esta semana en El Blog Grupo De Andainas Rías Baixas, se realiza sobre tierras de Ponte Caldelas.
En principio teníamos pensado realizar la senda conocida como “Valgada de San Vicente” que tiene como protagonista este pequeño regato y los parajes bañados por sus aguas.
Para ello partimos muy tempranito de La Iglesia de Santa Eulalia, divisamos las vistas desde La capilla del Sagrado Corazón, atravesamos Gradín, en donde nos sorprendió gratamente un conjunto de vistosos hórreos y tomamos la senda al pie de un cartel ilustrativo indicando el “camiño da presa”.
Y es ya desde ahí que comenzamos a sentir en nuestras piernas que el sendero no está en buenas condiciones para el caminante, pero como simplemente eran helechos estorbando un poco el paso, decidimos continuar.
Pero llegó un momento que la ruta estaba tan cerrada de vegetación añadiéndose tojos, zarzas y otras variedades que se hacía imposible continuar caminando por aquellos derroteros. Así que decidimos retrodecer unos metros y tomar otro rumbo.
Y la verdad es que la suerte nos acompañó y enlazamos con el “camiño do carro” en donde marchamos por un bonito paraje, inicialmente por zona empedrada, más tarde por senda de tierra, siempre a la sombra de una bonita carballeira y con el sonido de las aguas del río acompañándonos.
Un lugar con mucho encanto en donde disfrutamos de la tranquilidad y el sosiego proporcionado por la vegetación y por todo el agradable ambiente resaltado por rocas curiosas que nos presentaban su superficie resguardada por la misteriosa capa verde del musgo sempiterno.
Pero en nuesta mente continuaba el poder ver todo lo que el concello de Ponte Caldelas publicita en el folleto explicativo de la valgada y procuramos enlazar con ella. Así, aunque nos fue del todo imposible acceder a las pozas allí reseñadas por las pésimas condiciones de la vía, sí conseguimos llegar hasta dos de los molinos que allí se encuentran, cuya visión pétrea y majestuosa, allí en medio de la valgada, ya alegró el ánimo de los caminantes.
Y ahí, ya sí desistimos de nuestra búsqueda decidiendo entonces acercarnos hasta el Área arqueológica de Tourón que se encuentra allí cerca.
Una visita que también os recomendamos. Magnífico el panorama que podemos ver en el llamado Nabal de Martiño. Impresiona pensar que es prácticamente el mismo que contemplaban nuestros ancestros mucho tiempo atrás.
Ya en el recinto, caminamos parte del recorrido oficial, bien valizado, a veces sobre pasarelas de madera sobre todo cuando estábamos cerca de algún petroglifo. Numerados, y bien señalizados, se localizan fácilmente. Los gráficos al pie de cada uno nos ayudan a visualizar las figuras de ciervos, caballos, seres humanos, trisqueles, etc, allí grabados por nuestros artistas de La Prehistoria en lugares como Coto Da Siribela, Laxe Das Cruces, Coto Das Sombriñas y otros.
Y de allí nos dispusimos a retornar al lugar de inicio de la caminata, apreciando ricos y variados elementos de la arquitectura gallega destacando un gran hórreo en Tourón
y volviendo a sorprendernos en una encrucijada de caminos cerca de Gradín con la figura de un sencillo cruceiro allí emplazado.
Llegados a la meta, acompañados por el zumbido de los abejorros que libaban el néctar de las flores de un árbol cercano, nos dominaba una rara sensación por no haber caminado por donde inicialmente teníamos previsto, pero también contentos, pensando que aún siendo improvisada, al final resultó una ruta bonita, tranquila e interesante. Lo que nos lleva una vez más a pensar que en nuestra  Galicia todos los caminos tienen su encanto.
CLICAR AQUÍ Y VER LA RUTA EN WIKILOC

lunes, 23 de junio de 2014

Senda Da Freixa Y Santuario Cristo De Xende En A Lama

La ruta que os proponemos esta semana es una de las más bonitas que hemos caminado los senderistas del Blog Grupo De Andainas Rías Baixas.
Transcurre por tierras de A Lama, tiene su inicio en Liñares y es una variante de la conocida como Senda Da Freixa o también antiguo PR-G 24. Y comienza con un nivel ya muy alto en cuanto a belleza paisajística se refiere, por todo el entorno, el peto de ánimas, la laguna que forman las aguas del río Xesta, el viejo molino y el camino empedrado que nos lleva hacia la maravilla arquitectónica del puente de Liñares, de un solo ojo, sobre el mismo río.
Y continúa elevando el listón entre el Camino Real, por donde dicen que transitaban los arrieros en su viaje desde tierras orensanas transportando vino y otras mercancías, y desde donde tenemos una fantástica visión de todo el valle, el puente y Liñares allá en la lontananza.
A veces pisaremos mullidas alfombras de hojas secas, caminaremos bajo la sombra de castaños, acebos, carballos, avellanos, pinos... Pisaremos caminos empedrados y antiguas corredoiras. Y veces habrá en que por falta de mantenimiento, lo cual llevó a la descatalogación del que era considerado el PR-G 24, la senda casi desaparece comida por la vegetación. Pero nada que asuste al caminante avezado en estas y otras peores lides.
Nos maravillaremos una vez llegados a las orillas del río Xesta, con la bravura de sus aguas corriendo vertiginosas ladera abajo y la transparencia de las mismas formando cientos de pozas cristalinas rodeadas de blanquísimas y redondas rocas de cuarzo en parajes solitarios que invitan a la meditación y a la actividad de la pesca fluvial acompañados también por la sonoridad de los trinos de los pájaros que anidan por estos lares.
Marcharemos también entre muros que ven realzada su imagen con la verde pátina del tiempo en forma de musgo sobre ellas lo cual da un encanto especial a estos lugares que parecen sacados de un cuento de hadas.
Apreciaremos muestras de la arquitectura popular como petos, molinos, puentes y pontones diversos, casas de piedra, antiguos lavaderos ya en desuso, hórreos, y desde lejos sentiremos sobre nosotros la mirada intensa de los gigantes del viento aunando tradición y modernidad.
Al parecer, la senda hace algunos años estaba perfectamente marcada y señalizada pero, como dije antes, perdió la catalogación por falta de mantenimiento, aunque las marcas todavía son visibles en muchos lugares.
Nosotros al llegar a Paradela hemos hecho una pequeña variación ampliando el recorrido para acercarnos hasta El Santuario del Cristo de Xende que se encuentra a un tiro de piedra, y que consideramos un lugar digno de ser visitado y fotografiado, porque allí podremos contemplar un conjunto de gran valor artístico, cultural y patrimonial.
Aún en la carretera que da acceso al santuario nos sorprende una gruta en cuyo interior retumba el sonido del agua que la figura de una mujer intenta recoger en su cántaro, y el comienzo de un viacrucis que continuará monte arriba hasta un magnífico templete que atesora en su interior un gótico cruceiro.
Al lado de la cueva cogeremos unas serpenteantes escaleras jalonadas por mesas y bancos que invitan al descanso del caminante.
Llegados al santuario propiamente dicho, en donde por cierto estaban celebrando El Corpus, admiraremos entre otros elementos, la iglesia en cuya fachada descubrimos también a Santa Bárbara, la casa rectoral, dos bonitos petos de ánimas, varios cruceiros y nos empaparemos del espíritu que antaño llevaba hasta allí a miles de romeros venidos de todos los confines.
Ya de vuelta en Paradela quisimos continuar por el recorrido oficial de la ruta pero nos fue imposible realizarlo. Los tojos eran tan altos, frondosos y picantes que nos hicieron desistir del intento de atravesarlos.
Así que tuvimos que improvisar y tuvimos mucha suerte, ya que conseguimos encontrar un precioso y amplio sendero que, aunque dando un pequeño rodeo, nos llevó caminando sin agobios ni estrecheces hasta la levada que conducía a nuestro objetivo:
La cascada sobre el río Xesta. Y este es el broche de oro de la caminata.
Desde distintos lugares ya avistábamos la fuerza y espectacularidad del río Xesta cabalgando sobre las rocas que forman su cauce y que lo llevan a mostrarnos una de las más hermosas maravillas que hemos visto a lo largo de nuestras andainas, la cascada de A Freixa.
Y qué decir del momento cumbre tocando directamente las aguas de la cascada.
Emoción que es imposible describir, hay que estar allí y experimentar el cúmulo de sensaciones que te asaltan de golpe al contemplar tanta maravilla como esta con que la naturaleza nos ha obsequiado en este paraíso que es nuestra Galicia.
Y todavía seguimos con buenas sensaciones al acercarnos hasta la minicentral eléctrica que aprovecha la energía de estas aguas, sorprendiéndonos con los rápidos y piscinas que el Xesta forma en sus proximidades, igual de bonitos que la cascada en sí.
 Por esto y por mucho más que se queda en el tintero creo que es una ruta espectacular. No os la perdáis.

lunes, 16 de junio de 2014

Paseo Por La Senda Del Lérez E Isla De Las Esculturas

Y hoy desde El Blog Grupo de Andainas Rías Baixas os proponemos una caminata aquí cerquita en la misma ciudad de Pontevedra.
Se trata de un recorrido que aúna la llamada Senda del Lérez con un paseo por La Isla de Las Esculturas.
Comenzamos nuestro caminar al lado mismo del conocido Puente de Los Tirantes bajo la sombra de los plátanos que jalonan el paseo y siempre teniendo al río Lérez a nuestra izquierda. Río que, como sabéis está influenciado por la mareas, por eso, este domingo, con marea baja, mostraba gran parte de su arenoso lecho.
Llegados a la playa fluvial de Pontevedra nos desviamos a la izquierda y caminando sobre una pasarela de madera nos deslizamos debajo de los puentes allí existentes y damos una ojeada al lugar en donde se celebraba la fiesta de San Benito echando de menos el esplendor de antaño.
Continuamos nuestra andaina ya por la pasarela de madera, indicio de la senda propiamente dicha, y que nos lleva a recorrer el paraíso fluvial que constituyen las tierras regadas por el Lérez. Así nos deleitamos primeramente con la visión de la pequeña cascada que deja caer sus aguas en forma de cola de caballo sobre nuestro río y también sobre algún piragüista que se acerque demasiado a ella.
Sabremos del pasado termal de nuestra ciudad con la visita a lo que queda del antiguo Balneario creado por Casimiro Gómez, punto de encuentro de gente influyente de la época que aquí venían a disfrutar de los beneficios de las aguas y del paisaje francamente bonito que lo rodea.
Poco a poco nos vamos adentrando en una zona de densa vegetación formada por árboles de ribera y también mimbres, helechos, numerosos robles, sauces, castaños que ya están en plena floración... Y que contribuyen a dar una sombra bienhechora y agradable, que hace más fácil el paso del caminante.
Ya llegados a la altura de la presa de Bora nos acercamos a tocar las aguas del río que allí se encuentran un poco aprisionadas, impedidas de deslizarse con la fuerza y rapidez que ellas quisieran pero formando sin lugar a dudas un entorno espectacular que estuvimos contemplando durante un buen rato.
A partir de aquí y dado que vimos que era posible hacerlo pegados a la orilla misma, nos decidimos a realizar el regreso teniendo al río como compañero especial. Así caminamos sobre sendas conocidas y usadas por los pescadores en los llamados Salones del Lérez.
Y si os decidís a hacer esta ruta os recomiendo hacer lo mismo. Decidíos a caminar casi tocando el agua fresquita. Realmente merece la pena. Totalmente apta para el senderista sin impedimentos para nuestro andar que es un poco más lento que por la “pista oficial” pero mucho más en contacto con la madre naturaleza.
Además a lo largo de este trayecto encontraréis numerosas conexiones por lo que si por cualquier motivo no queréis continuar caminando por ahí, podréis volver a la ruta normal cuando lo deseéis.Y todo eso aquí, al ladito de casa. Os parecerá que nos hemos alejado, pero no, os lo aseguro, continuamos en Pontevedra.
Y es así que caminando por la senda de pescadores vamos descubriendo el Lérez. A veces discurriendo manso, invitando a la calma y al silencio, otras formando enérgicos rápidos, estruendosamente, a veces encajonado, prisionero en las presas, pero siempre permitiendo el disfrute, invitando incluso a la lectura cerca de él.
También descubrimos algún área dispuesta para el descanso de los que por allí se acercan y un molino en ruínas que todavía conserva sus tres ruedas de piedra.
Cuando ya nos fue imposible transitar por la orilla retomamos la senda oficial y regresamos hacia la playa fluvial teniendo como testigo allá en lo alto la figura del Monasterio de Lérez vigilando nuestro animoso marchar.
Y como el ánimo de los senderistas estaba en alza, cruzando la Pasarela Peatonal allá que fuimos a recorrer La Isla de Las Esculturas. Como sabéis, además de seguir disfrutando en pleno de la naturaleza, aquí encontramos lo que podríamos llamar un verdadero museo al aire libre con diversas obras de arte con la piedra como protagonista, esparcidas a lo largo de esta isla fluvial y que pueden ser vistas desde distintos lugares.
Como veis una ruta muy bonita en donde toda la familia puede disfrutar del caminar, del arte y de la naturaleza en total armonía.