lunes, 22 de junio de 2015

Por La Sierra de Arga, Caminha, Portugal: Caminhos do Potão, Chã de Valverde, Y Otros

El pasado sábado los senderistas del Blog Grupo de Andainas Rías Baixas nos acercamos hasta La Sierra de Arga, en Caminha, Portugal.
Y, lo hicimos, para realizar una ruta organizada por El Centro de Interpretação da Serra de Arga con el fin de conocer los alrededores del mismo.
Es una ruta circular de pocos km, y cuyo inicio y salida coinciden con el lugar en donde se encuentra el CISA, a la entrada de La Freguesia de Arga de Baixo, una antigua casa forestal acondicionada al efecto.
En el interior podemos ver diferentes vitrinas en donde se hallan expuestos al público muestras de extracciones mineras de la zona, y, por las paredes, y en toda la sala, elementos varios del rico patrimonio y tradiciones de la gente de La Sierra.
Nada más salir de allí torcemos a la izquierda y ya caminamos sobre una antigua calzada, conocida como “Caminho do Potão”, con las losas de piedra, y que era empleada hasta no hace mucho, por los moradores para subir y bajar con los carros para abastecerse de leña, etc.
Algo que destacar en este primer momento son las vistas hacia la parte gallega, con la presencia del Río Miño que corre en el fondo, en su trayecto hacia El Atlántico, y el Monte Santa Tecla allá en la lejanía y que los caminantes podemos ver durante largo rato.
Los senderistas van caminando, desfilando y contemplando este paisaje agreste, casi árido, pero nunca exento de encanto y belleza.
Y, poco a poco, vamos recorriendo otros caminos como los de A Chã de Valverde e do Guindeiro, O Campado das Rosas, A Gandâra, Meijão,... Y la vista se va acostumbrando al predominante gris de las rocas entre el verde pincelado de la vegetación que nos circunda.
A veces surgen ante nosotros masas de rocas destacándose su pétrea figura en el horizonte de esta Sierra de Arga que forma parte de La Red Natura.
E incluso encontramos la hermana gemela de la tortuga de Castro Laboreiro, allí, agazapada y queriendo pasar inadvertida a los ojos del caminante.
Muy cerca de ella arribamos a un paraje desde donde podemos contemplar la inmensidad del Océano Atlántico, con Esposende, Ofir, Viana do Castelo, Vila Praia de Áncora,... allá abajo esperándonos.
No falta la presencia de esos gigantes zumbadores que escrutinan desde las alturas el paso alegre de los caminantes.
¡Y qué bonita la estampa de los caballos salvajes disfrutando de su libertad! Vimos varias manadas que estaban apaciblemente comiendo y que se dejaban fotografiar, casi posando, sin temer nada del ser humano.
Y ya toca ir cerrando el círculo de la ruta y lo hacemos nuevamente por una senda empedrada que es una maravilla.
Varias veces encontraremos las mariolas, acúmulos de pequeñas piedras, para indicar  la senda al caminante.
También pasamos por Arga de Cima en donde pudimos ver casas de piedra, palleiros, hórreos, ...
Y también encontramos un alivio al calor que ese día mostraba sus rigores allí en la sierra, con un idílico lugar en donde manan dos manantiales que apagaron la sed de los caminantes y en donde la sombra de árboles propios de ribera y las tranquilas aguas de un regato invitaban a permanecer allí disfrutando del momento.
Pero todo lo bueno se acaba y continuando la caminata todavía pasamos delante de La Iglesia de Arga de Baixo, con peto de ánimas y cruceiro incluído, antes de finalizar la jornada de nuevo en el CISA.

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