lunes, 5 de octubre de 2015

Molinos De Montedor, Forte de Paçó, Playas Y Petroglifos

Hoy, en El Blog Grupo de Andainas Rías Baixas os dejamos una ruta cortita pero muy completa con playas, petroglifos, faro, molinos de viento...
Transcurre por tierras de Portugal y tiene como punto de inicio y final La Playa de Carreço en donde las olas agitadas de ese día llegaban con furia hasta la arena.
El cielo estaba amenazador y junto con el oscuro colorido de las rocas formaban un  paisaje misterioso que apetecía desvelar.
Así lo hicimos y, al poco, nos encontramos con las llamadas pilas salineras, excavadas en la propia roca, y utilizadas para conseguir sal, por medios muy rudimentarios, en una época en que la humanidad utilizaba todo su ingenio para sobrevivir.
Y, a un tiro de piedra, los primeros grabados rupestres de la ruta. Están localizados en unas rocas en La Playa de Fornelos. Es difícil distinguirlos, pero los carteles colocados al efecto, nos ayudan a visualizarlos.
Los senderistas continúan su camino teniendo suerte con el tiempo atmosférico, sin la compañía de la anunciada lluvia, y admirando la acción de La Madre Naturaleza desde diversos rincones.
Llama la atención del caminante una construcción altiva, allí, surgiendo entre las rocas, que llaman "la sirena” y que, al parecer, emite sonidos electrónicos para ayudar a la navegación en caso de niebla. 
Estamos en invierno pero, allí, hay un colorido tal que parece que acaba de llegar la primavera.
El alma del caminante se va llenando de todos los sabores, olores y colores del momento mágico en el que se encuentra y, allá a lo lejos, divisa la inconfundible silueta del Monte Santa Tecla.
Como ya dije, hay abundancia de grabados rupestres en la zona. Y, buscándolos entre las rocas, nos quedamos varias veces hipnotizados por las maravillosas escenas que nos proporcionaba el mar jugando con sus olas y lanzándolas contra los peñascos. 
El día invitaba a corretear por la playa desierta, sólo poblada por las gaviotas, que huían raudas y ligeras al oír los pasos de los caminantes. 
Dejándolos así, disfrutar plenamente del fantástico espectáculo ofrecido por las embravecidas aguas.
En la misma playa encontramos la recia y abandonada estructura del Fuerte de Paçó
Aún así, triste y desolada, su presencia, nos da idea de la belleza que antaño moró entre sus muros. 
Hay momentos en que caminamos directamente sobre la arena de la playa y, otras, en que una pasarela de madera da ligereza a nuestros pasos. 
Casi siempre caminamos en terreno despoblado pero, aunque pocas, no faltan ocasiones sombreadas. 
Las vistas sobre el océano son casi constantes y la figura del Tecla, envuelta en bruma, sigue vigilando nuestro caminar desde su lejana atalaya gallega. 
Lo mismo hace, con sus 28 m de altura, El Faro de Montedor, el faro más occidental de la costa continental portuguesa.
Muy cerca nos topamos con el primer molino de viento de la ruta: El Molino Do Petisco que, además, constituye un fantástico punto para continuar con la visión de las cercanas aguas saladas. 
Os aconsejo vivamente que os acerquéis hasta los cercanos Molinos Do Marinheiro y De Cima, los dos muy cerquita del anterior. Son una auténtica obra de arte que nos trae reminiscencias de un pasado no muy lejano.
¡Como veis, una ruta preciosa! Nosotros la disfrutamos del principio hasta el fin. Ayudó a ello, la soledad de la playa y demás parajes, el especial colorido de la nubes y el encabritado estado de las olas. ¡No os la podéis perder!
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