lunes, 1 de febrero de 2016

Cascada Y Senda Del Río Belelle En Neda

Esta vez le tocó al Concello de Neda, cerca de Ferrol, ser protagonista de la caminata de los senderistas del blog Grupo de Andainas Rías Baixas.
Como sabéis Neda es lugar de paso del Camino de Santiago que sale de Ferrol. Nosotros iniciamos la ruta al pie mismo de La Iglesia de Santa María y fuimos testigos del paso de varios peregrinos.
También admiramos la belleza del edificio barroco y nos sorprendimos en el altar mayor con la talla de madera del Cristo de La cadena, que dicen de origen inglés llegado a bordo de un barco allá por la época de Los Tudor.
Y ya sin más demora continuamos con la llamada Senda del Río Belelle, cuyo nacimiento tiene lugar en Las Fragas del Eume y cuyas aguas finalizan encontrándose con el mar en La Ría de Ferrol.
En la ruta nos vamos encontrando vivas muestras del pasado de la zona con la presencia de varios molinos, algunos en abandono y otros todavía en funcionamiento, que nos hacen referencia al afamado Pan de Neda.
También nos enteraremos de que hace tiempo las aguas del Belelle movían las ruedas hidráulicas de una antigua fábrica textil en donde se fabricaban las velas de los barcos.  El lugar que hoy es conocido como “Pazo de Isabel II” se encuentra en decadencia.
Pero desde luego el río es el protagonista de la senda. A veces lo encontraremos sereno y apacible, cercado por la frondosidad de los árboles propios de ribera.
Y otras veces lo veremos serio y enfurruñado con todo lo que encuentra a su paso.
Sobre todo a medida que nos acercarnos al Molino da Barcia, perfectamente restaurado y ofreciendo su magnífica estructura al paseante en un paraje precioso.
Pero la guinda de la ruta no está ahí sino que la encontramos al acercarnos a La Antigua Central Eléctrica
Allí nos gusta incluso el embalse del agua, con su ruidosa caída desmelenada.
Y el sinuoso y retorcido camino que escogemos a la verita del río.
Todo para llegar al lugar en donde el Belelle se desliza desde lo alto de la montaña en una caída de 45 m y cuya forma y belleza nos hacer recordar otras cascadas de más renombre que ésta casi desconocida.
Estuvimos mismo al pie de la cascada. Como veis formaba una humareda, que impedía acercarnos más y permanecer allí durante largo rato ya que nos dejaba empapados.
La verdad que con la cantidad de agua caída en los días anteriores a nuestra visita, el río se mostraba espléndido y pleno de fuerza. La cascada impresionaba por su magnitud y por el rugido de su estruendosa caída.
Viene después una ligera ascensión en zig-zag, rodeados de la belleza de lo árboles del lugar.
Desde distintos puntos de nuestra subida continuaremos admirando la belleza de La cascada del Belelle. 
El camino hacia nuestro punto final lo hicimos con una parte común al trayecto inicial. Pero nunca cansa el caminar sobre la cantarina hojarasca que nos ofrecía una mullida alfombra bajo nuestros pies.
 Y el seguir y perseguir el divertido discurrir del río Belelle.

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