martes, 27 de junio de 2017

Paseo Por Hita, Guadalajara, Buscando Al Arcipreste

Hoy os traemos hasta El Blog Grupo de Andainas Rías Baixas un paseo por la ciudad de Hita.
          Es una villa de la provincia de Guadalajara declarada Conjunto Histórico Artístico en 1965 y que hoy en día ofrece al visitante una mezcla de tradición y tiempos nuevos.
En tiempos, Hita fue una ciudad amurallada y todavía hoy se conservan lienzos de la muralla que la rodeaba mandada edificar por Íñigo López de Mendoza, Marqués de Santillana allá por el S. XV.
       Lo primero que visitamos es El Palenque.Se encuentra al pie de las antiguas murallas medievales y quiere darnos idea del lugar en donde se celebraban los torneos y justas de caballeros en La Edad Media.
Caminando un poquito nos sale al encuentro La Puerta de Santa María.
Es el emblema por excelencia de Hita y es la única de las tres puertas que tenía la muralla que ha llegado hasta nuestros días.También se le conoce como Arco de Santa María. Posee arco apuntado y a ambos lados vemos garitones cilíndricos y almenados.
También destaca el escudo heráldico de la familia Mendoza, simbolizando el poder de la nobleza, como señores de Hita.
A su lado veréis una fuente abrevadero y una picota, columna de piedra, que servía, como ya sabéis para ajusticiar a los reos. 
Dejándonos llevar a través de La Puerta accedemos a La Plaza Mayor o Plaza del Arcipreste.
En ella se celebraba el mercado en La Edad Media y gran parte de sus viviendas pertenecía a familias judías.
También pasaremos delante de la casa consistorial en donde además del clásico reloj os llamará la atención una campana coronando el edificio.
Callejeando siempre sobre suelo empedrado llegamos así a La Casa Museo del Arcipreste de Hita, que vivió por estos pagos y al que se hace alusión en varios mosaicos y paneles esparcidos por la villa.
La Casa Museo, está dedicada, claro está, al famoso autor del Libro del Buen Amor
Allí podréis enteraros de bastantes datos de su vida y obra pero también hallaréis muchos detalles de la vida cotidiana de Hita. Aperos de labranza, utensilios domésticos, las máscaras para la representación de Don Carnal Y Doña cuaresma, gigantes,…
Muy cerquita, porque en Hita no hay distancias, se encuentran las ruinas de La Iglesia de San Pedro destruída durante La Guerra Civil.
Y a un tiro de piedra de allí admiraréis La Iglesia de San Juan Bautista de arquitectura gótico-mudéjar.
Fue construída en la baja Edad Media aunque een ella destaca su torre del S. XVI de estilo herreriano.
Su emplazamiento constituye una fantástica atalaya para contemplar los campos que rodean la villa.
Pues resulta que Hita también tuvo un castillo del cual actualmente quedan sólo restos arqueológicos.
Se encuentra en una colina, dominando la villa por lo que puede ser avistado desde distintos puntos de  la ciudad y se puede acceder hasta allí sin dificultad.
Hay muchos detalles que disfrutaréis yendo hasta allí con las figuras de las veletas en los tejados, las fuentes…
Y no os perdáis este Cuadrante Solar, un diálogo con el sol. ¡Está en La Plaza Mayor a ver si lo descubrís!
En fin… más y más… ¡Y siempre con encanto! 
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lunes, 19 de junio de 2017

Paseo Por Brihuega, Jardín De La Alcarria

Allá por el mes de marzo los senderistas del Blog Grupo de Andainas Rías Baixas nos dimos un garbeo por la ciudad amurallada de Brihuega, Guadalajara.
Declarada Conjunto Histórico Artístico en 1973 posee un bonito patrimonio monumental que recibe con los brazos abiertos a todo el que por allí se acerca.
Nosotros comenzamos el paseo en El Parque de La Alameda. En esos momentos los plátanos, desprovistos de sus hojas, dejaban pasar los rayos de sol hasta La Rosa de Los Vientos de su suelo.
Solamente a unos pasos se presenta ante nosotros la grandiosidad majestuosa de La Iglesia de San Felipe.
Es de origen medieval y Estilo Románico de transición al Gótico. Muestra tres rosetones y tiene la particularidad de que su torre, octogonal, forma parte de la muralla de la ciudad y está algo alejada de ella.
Callejeando llegamos hasta otra maravilla del S. XIII: La Iglesia de San Miguel. De Estilo Pregótico presenta reminiscencias del Mudéjar Toledano.
Y henos ya en La Plaza del Coso. Unos dicen que es llamada así porque, antaño, era el lugar en donde se celebraban las corridas de toros. Y otros señalan que deriva del vocablo árabe “Zoco” ya que aquí tenían lugar los mercados que atraían a todos los mercaderes de la zona. En ella podréis ver la entrada a Las Cuevas Árabes que según la leyenda fueron construidas para escapar en caso de asedio y que sirvieron como despensa para almacenar aceite, grano y vino.
No puede faltar La Casa Consistorial. Y por cierto que aquí el visitante puede refrescarse en Las Fuentes del Coso mandadas construir por Carlos III.
Como ya señalé, Brihuega es una ciudad amurallada y podemos pasear muy cerquita de sus muros.
En la muralla se abren varias puertas. La primera que admiramos es conocida como Arco de Cozagón
Se encuentra cerca de La Plaza de Toros y fue la más importante de Brihuega. Por ella accedieron a la villa grandes personajes a lo largo de los tiempos.
Y sin mucho andar pasaréis bajo La Puerta del Juego de Pelota.
Y accederemos así al Prado de Santa María en donde se encuentra El Convento de San José, antiguo monasterio franciscano del siglo XVIII, que en nuestros días acoge El Museo de Miniaturas del Profesor Max.
Pero destacaremos sobre todo La Iglesia de Santa María de La Peña máximo exponente de la arquitectura cisterciense de transición al Gótico y que alberga a la patrona de la ciudad.
No podemos dejar atrás El Castillo de Brihuega. Fue construido por los árabes y dado que inicialmente estaba situado en lo alto de una piedra rojiza se le dió el nombre de Castillo de La Piedra Bermeja.
Completa este majestuoso conjunto El Arco de La Guía, mandado construír por el padre del escritor Víctor Hugo durante La Guerra de La Independencia para abrir un hueco en la muralla y poder así tomar El Castillo.
Continuaremos sin prisa nuestro paseo y en un momento dado nos tropezamos con una de las señas de identidad de Brihuega: La Fuente de Los Doce Caños.
También se le conoce como Fuente Blanquina y es la mayor de todas las fuentes de Brihuega. En realidad tiene veinticuatro caños; doce de ellos abastecen de agua al lavadero municipal.
Arribamos ya al emplazamiento de La Puerta de La Cadena o de Valdeatienza. Está almenada y sobre ella se pueden ver varias placas conmemorativas de su pasado heroico.
Y así concluímos el recorrido por Brihuega, El Jardín de la Alcarria, salpicado de lugares con duende y personajes de leyenda que yo no os cuento pero que descubriréis cuando por allí paséis.
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lunes, 12 de junio de 2017

Admirando Las Cascadas De Sotillo

Este fin de semana los senderistas del Blog Grupo de Andainas Rías Baixas hemos estado admirando Las Cascadas de Sotillo.
Para ello nos hemos acercado al pueblito que les da nombre, Sotillo de Sanabria. Allí, al pie de La Iglesia de San Lorenzo dejamos el coche y comenzamos una bonita caminata.
En seguidita llegamos a una tranquila área recreativa con todo su equipamiento, mesas y bancos de madera y en donde no falta la fuente de agua fresquita.
Y en donde tomaremos un primer contacto dinámico y alegre con El Arroyo de las Truchas.
Bajo la sombra de los especímenes arbóreos propios de ribera que poblaban el lugar.
A partir de aquí comenzamos una paulatina subida que nos conducirá hasta nuestro objetivo que no es otro que el emplazamiento de Las Cascadas de Sotillo.
Ascensión que en algunas ocasiones se verá suavizada por diversos elementos como el colorido de las flores silvestres a la vera del camino...
Las sonoras aguas de algún que otro regato cruzando serpeantes la senda...
Y que nos dejan imágenes llenas de encanto.
El bosque por donde transcurre la ruta está poblado de robles, avellanos, acebos y otros, jalonando un sendero señalizado a cada paso por lo que no hay posibilidad de perderse.
Algunos árboles, por sus formas, no nos son indiferentes, llaman nuestra atención y nos invitan a jugar con ellos.
En esta primera parte el senderista se encontrará también con diversidad de suelos sobre los que pisar. Desde los lisos y llanos sin ningún impedimento para que nuestros pies nos lleven sin sobresaltos.
Hasta aquellos pedregosos por donde tienes que andar con mil ojos para no dar un traspiés.
Hasta veces hay en que las rocas se erigen en guardianes del bosque por el que el caminante transita.
Arribamos por fin a un claro que nos permite contemplar la altura a la que hemos llegado y la inmensa belleza de la montaña y El Valle de Sotillo por donde discurre El Arroyo de Las Truchas.
Toca ya el turno de ir descendiendo y lo hacemos por un estrecho y complicado sendero que da paso a esta maravilla.
Las Cascadas de Sotillo alimentándose de las aguas que bajan de La laguna de Sotillo por mediación del Arroyo Pingón bifurcándose y cayendo alocadamente montaña abajo dejando sólo belleza a su paso.
¡Es todo un privilegio poder estar allí! ¡Un lugar mágico, escondiendo quién sabe cuántos secretos! Y con las gotas de la cascada salpicándote y refrescándote para continuar con nuevos bríos la senda.
Acompañamos un rato al arroyo y lo que escuchamos y vemos consigue que la espectacularidad de lo que habíamos dejado atrás no decaiga en absoluto.
¿No pensáis lo mismo?
Incluso nos atrevemos a acercarnos y tocar el agua en esta poza, remanso de tranquilidad, que a más de uno tentará para un merecido chapuzón.
Pero toca seguir caminando. El sendero se retuerce a medida que desciende y el caminante se ve ayudado por maderas y cables de acero delimitando la ruta.
Que a veces parece llevarnos por lugares mágicamente encantados.
Es un día de mucho calor pero la frondosidad de los árboles mitiga la sensación de agobio o cansancio y el senderista prosigue alegre el camino.
A veces echando la vista atrás para grabar bien en la retina todo lo allí vivido.
El Arroyo de Las Truchas sigue con nosotros y un momento especial es aquel en donde lo cruzamos por un puente hecho de ramas, algo desvencijado ya, y que nos hace recordar alguna de las películas de Indiana Jones.
Aunque afortunadamente para nosotros, sin los malos de la película persiguiéndonos.
Y nos limitamos a seguir caminando sin ningún sobresalto.
Sólo disfrutando del momento y de este lugar que es una gozada y que sin duda alguna deja huella en el corazón de quien lo visita.
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