lunes, 30 de octubre de 2017

Por Aboim Da Nóbrega, Foso Lobo De Gondomar, Río Ave, Hórreos Y Molinos

Hay veces en que no dudamos en subir donde sea para mirar más allá y ver el camino a seguir.
La ruta que os contamos hoy transcurre por tierras portuguesas, alrededor de Aboim Da Nóbrega en el atrio de cuya iglesia dimos el pistoletazo de salida.
A unos pasos, una playa fluvial semi-abandonada, es la compañera de este solitario molino.
Continuamos acompañando al Río Vade, aquí casi un regato, por caminos empedrados entre fincas y viñedos.
Las casas labriegas nos muestran orgullosas sus hórreos, algunos con las puertas ricamente talladas.
Algo más adelante nos volvemos a encontrar con el río Vade al que sortearemos sobre unas oportunas poldras.
Fijaos bien en sus orillas en donde descansan antiguos molinos.
Pisa el caminante suelos de piedra testigos sempiternos del duro faenar.
Y de nuevo el río Vade se nos aparece en un idílico paraje.
Con laguna, levada y molinos.
Un momento para parar y disfrutar plenamente.
Si tenéis suerte, hasta contemplaréis el cuadro de una familia de caballos paciendo tranquilamente.
Acercándonos a lugares poblados, encontraremos muestras del sentir religioso de la gente lugareña con cruceiros, capillas, almiñas...
Y también los efectos de los incendios en la vegetación que nos rodea.
Aún así, el azul del cielo pone una nota alegre y de esperanza en el camino.
Junto con un aire de misterio provocado por la presencia de este marco... ¿Qué indica?
No os perdáis el enclave en donde se encuentra El foso Do Lobo de Gondomar, cuyos muros se ven desde bastante lejos.
Dicen que es uno de los mayores de La Península Ibérica con cerca de 2 km.
Actualmente está en desuso pero las piedras de su muralla todavía nos dan idea de lo que fue en el pasado.
Antes de entrar en Nogueira nos sorprende en un cruce de caminos El Cruceiro de Fontefría.
Y ya en el pueblo nos impresionó la solidez de sus casas de piedra, sus hórreos entre los que destacamos el poderío de este, altivo en su atalaya.
No faltan los lavaderos ni las rústicas fuentes.
Se desliza ahora el caminante por  senderos tranquilos, zigzagueando entre frondosos árboles y muros musgosos de piedra.
Tranquilas corredoiras en donde lo verde es predominante y la hiedra engalana los troncos de las especies arbóreas.
Al ver el encanto de esta fuente, con su hojita de verdura, mi mente retrocedió en el tiempo, llevándome a los días de mi niñez, en donde era yo quien colocaba la hojita para poder recoger mejor el agua.
Regatos y pozas de riega salpicados por doquier, mostrándonos su preciado líquido transparente.
Vamos ya retornando al punto de inicio pero la ruta no pierde belleza.
Una vez más la presencia del río Ave se hace notar.
A su paso por entre las ruedas de los molinos de Aboim.
No cabe duda de que tuvieron mejores momentos, pero ahí están como muestra de lo que fueron en un pasado no muy lejano.
Ya sabéis, por esto y algo más que se quedó en el tintero, una ruta más para caminar y sentir.
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lunes, 23 de octubre de 2017

Vilar De Mouros: Aceña, Petroglifos Y Montes De Alrededor

¡Fijaos qué estampa más bonita nos hemos encontrado en una de nuestras últimas caminatas!
Para llegar hasta allí nos desplazamos hasta la freguesia portuguesa de Vilar de Mouros iniciando nuestro recorrido al pie de A Capela do Señor dos Passos.
Vamos transitando por suelo más o menos urbano hasta que nos encontramos con un impresionante puente.
Con tres grandes arcos apuntados, se yergue sobre las aguas del Río Coura y se cree de origen medieval, sobre los S. XIV, XV.
En sus inmediaciones prestad atención a esta almiña.
Y estos pasos o poldras sobre el río.
También un cruceiro y A Capela de Santo Amaro.
Seguidamente nos decidimos a seguir el río y ¡ es entonces cuando nos encontramos con esta aceña, ahora restaurada, y que tan bonita se ve!
Cuenta con 4 ruedas para mover el agua.
  Y está cerca de un área recreativa.
Que cuenta también con playa fluvial en donde poder darse un buen chapuzón.
Dejamos atrás lo urbano y el caminante lleva sus pies a través de un laberinto de caminos que zigzaguea por un bosque variopinto.
Estamos en Portugal y a nuestro paso salen de vez en cuando muestras de la religiosidad de estas tierras.
Vamos ascendiendo paulatinamente, sin pausa pero sin prisa con el suelo adornado de flores coloridas.
Es una buena mañana y el azul del cielo constituye un bonito telón de fondo para nuestra ruta.
 La naturaleza es bella por estos parajes y nuestros ojos se recrean en las vistas.
 El Río Miño, Vilanova de Cerveira y La Isla Boega que, según de dónde la mires, tiene forma de corazón.
  También alcanzamos con la vista la otra orilla, con imágenes de nuestra tierra gallega.
Continuamos subiendo pero el paso y el ánimo de los senderistas son animosos.
Por fin llegamos a la cumbre de la ruta de hoy, El Monte Góis, desde donde se contempla una amplia perspectiva del estuario del Miño y mucho más que nos deja sin respiración.
Bajamos de nuestra atalaya e iniciamos el descenso por caminos a veces llenos de vegetación.
Pero siempre rodeados de belleza natural.
No solo vegetal y paisajística, sino también animal.
No faltan las manifestaciones artísticas realizadas por la mano del hombre. Nuestros ancestros no dejaron estas muestras grabadas en piedra en los conocidos como Petroglifos de Lanhelas.
No os perdáis el lugar en donde se emplaza el Cruceiro da Independencia.
Porque desde allí podréis contemplar más de cerca el río Miño y todas las tierras de sus dos orillas.
En definitiva una bonita ruta para seguir disfrutando de la naturaleza.
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