martes, 14 de noviembre de 2017

Por Ponte Navea Y Pena Folenche, Paraíso De Color

¡Fijaos por qué lugar de cuento transcurre nuestra caminata de hoy!
Para realizarla, nos desplazamos hasta el ourensano municipio de San Xoán de Río, al pie de cuya iglesia barroca dimos el pistoletazo de salida. 
En un plis-plas llegamos a Domecelle en donde visitamos La Capilla de San Antonio y este, otrora, blanco palomar.
Pasamos Mouruás con La Capilla de Santiago y un curioso abrevadero y nos adentramos en un verdadero paraíso para los sentidos.
Castaños de formas curiosas salían a recibirnos.
En sus hojas comenzaba a reflejarse la paleta multicolor del otoño.
Mientras van desprendiendo suavemente su ropaje y su carga de ricas castañas.
Y resulta que por aquí también pasaron los romanos dejando vestigios varios, como Los Miliarios de Cerdeira, que dan fe de la llamada Vía Romana XVIII o Vía Nova
Y que encontramos en un área de descanso en donde poder tomar un respirito junto a esta fuente.
Continúa el caminante su paseo siempre entre soutos de castaños centenarios que parece quieren lanzarse a hablar de un momento a otro.
Y así como quien no quiere la cosa nos vemos delante del Embalse Das Guístolas que recoge las aguas del Río Navea.
Camina el senderista con pasos tranquilos que van dejando tras él una sinfonía musical, interpretada por sus pies, sobre la mullida alfombra que cubre la senda.
Senda que nos lleva con calma entre robles y castaños.
Y de repente la sensación de estar dentro de un cuento asalta al caminante.
Nos encontramos en Ponte Navea por donde pasaba la ya mencionada Vía XVIII que unía Astúrica con Bracara en tiempos del Imperio Romano.
Como veis, ahora se encuentra abandonada, pero el paso del tiempo le proporciona ese no sé qué de encanto que la hace especial a los ojos ávidos de belleza del que por allí se acerca.
Por aquí discurren también las aguas del Navea que sorteamos gracias a esta maravilla de puente.
Como veis es de un solo ojo apuntado, datado en el medioevo, pero se cree construido sobre uno anterior romano, que se suponía incluso mayor para dar paso fácil a las legiones.
A su lado, La Capilla de La Encarnación, en cuyas paredes podéis contemplar La Cruz de Malta lo que hace pensar en un paso del Camino de Santiago ya que La Orden de Malta se ocupaba de proteger a los peregrinos.
Continúa el caminante y lo hace ahora por el empedrado suelo de la calzada de la Vía XVIII, una de las últimas en ser construidas en La Hispania Romana.
Piedra y susurro de hojas en el pisar, piedra y musgo en los muros verdosos que delimitan el camino. 
Vegetales entramados aéreos del otoño pintor preparando el lienzo para la majestuosidad de su obra cumbre.
Arribamos ya a Pena Folenche llamada así por esta gran piedra que constituye una magnífica atalaya sobre las cumbres de alrededor.
Cuenta la leyenda que en su interior guarda secretos y tesoros de mouros y que desde ella saltó Santiago hasta Mouruás en donde su caballo dejó la huella en forma de herradura.
Y llega después otro gran momento de la ruta. El lugar en donde se encuentran “Os Sequeiros”.
Edificaciones de piedra, ahora en desuso, que servían de vivienda a la gente que realizaba la recogida de la castaña.
Y en cuya parte superior se almacenaba el fruto para su secado.
Seguro que entre sus paredes se contaron mil y una leyendas y se cantaron mil cantares...
En un paraje en el que ahora sólo moran los trasnos, las hadas y los duendes.
Tal es la sensación que nos invade caminando por La Fraga, escoltados por estos ejemplares de troncos retorcidos.
Y que están ahí, iluminados por la magia de la estación, enriqueciendo el camino, y salpicándolo de múltiples matices, en un ambiente realmente embaucador.
De troncos majestuosos, e inabarcables en un abrazo, resguardan historias y echan a volar nuestra fantasía.
Hacia tiempos remotos, hacia lugares en donde seres mágicos duermen en estas oquedades mientras nosotros caminamos.
Y en donde los amarillos, ocres, marrones, grises y verdes de hayas, robles, castaños y abedules, se erigen como protagonistas indiscutibles.
¡No lo dudéis! ¡En Otoño, y siempre, dejaos seducir por la belleza de estos rincones mágicos de nuestra Galicia!
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3 comentarios:

  1. Gustaríame visitar este pobo. É moi bonito.

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  2. Que ganas de ir por esa ruta

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  3. ¡Pues animaos, chicos! ¡Y un día organizamos una caminata para que conozcáis de primera mano estos lugares!

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