lunes, 1 de junio de 2015

Pontes Do Lérez: Gaxín, Monasterio De Santa María De Acibeiro

La caminata que os presentamos hoy en El Blog Grupo de Andainas Rías Baixas tiene como protagonistas las tierras de Forcarei regadas por El Río Lérez.
Es una ruta circular que tiene su punto de inicio y final en Gaxín, Forcarei. Desde allí, inicialmente, iremos ascendiendo ligeramente. Ejemplares de acebos, robles y castaños son nuestros compañeros.
Pasaremos algunos núcleos de población en donde apreciaremos casas de piedra, fuentes y lavaderos, hórreos...
Y momentos hay en que parte del variado colorido de la primavera en el monte gallego se muestra ante nosotros.
Así llegaremos sin mucho esfuerzo hasta el Monasterio de Acibeiro, auténtica joya medieval de La Orden del Císter, fundado en el S. XII. Considerado Monumento Histórico Artístico desde el año 1931 y considerado Bien de Interés Cultural en la actualidad.
Tanto las dependencias monacales, dedicadas ahora a hospedería, y la parroquia de Santa María reciben el nombre del lugar de su emplazamiento y de la especie vegetal en él predominante “Lugar de Acebos”.
Y de allí los senderistas, que hasta ahora habían caminado sin seguir ningún tipo de marcas, se dirigen al encuentro del río Lérez y la llamada Senda Das Pontes do Lérez.
Esta es una ruta homologada, el PR-G 113 que va siguiendo el cauce del Lérez. Como tal se encuentra señalizada con las marcas blancas y amarillas, si bien algunas ya necesitan de un repasito de pintura y algunas son difíciles de localizar o se encuentran desaparecidas.
Esta parte de la caminata es realmente espectacular. El Lérez nos obsequia con un amplio repertorio de imágenes. A veces sus aguas formando tranquilos remansos en donde la superficie es un auténtico espejo en donde los alisos, sauces, y otros árboles típicos de ribera se miran fascinados.
Y otras veces encabritadas sus rugientes aguas en vertiginosos rápidos, molestos por los impedimentos a su loco avance hacia el mar.
El senderista camina teniendo siempre al Lérez como compañía. El sendero a veces al nivel del agua, a veces más elevado, a veces poniendo a prueba el equilibrio del caminante, a veces ofreciéndole trazados serpeantes entre los árboles.
¡Pero siempre fascinante!
No dejéis de visitar el espectacular paraje formado por una bonita cascada y un, ahora, silencioso molino.
La senda está jalonada, en una y otra orilla por la presencia de varios molinos. Algunos ya camuflados y mimetizados con la vegetación que inexorablemente los va cubriendo.
Otros como figuras fantasmales, algunos todavía majestuosos y elegantes, pero todos demostrándonos la riqueza que estas tierras alcanzaron en un pasado no muy lejano.
Y alguno todavía impresionante en su soledad sólo turbada por el canto de los pájaros y el discurrir de las aguas lamiendo sus paredes sin cesar.
Nos llamó poderosamente la atención el llamado “Batán da Ponte”, un ingenio mecánico que compactaba la lana de tal manera que el tejido confeccionado fuese más resistente al paso del frío y la lluvia.
Y no puedo dejar de mencionar los puentes que vamos conociendo, que por algo la senda se llama así, “Pontes do Lérez”. Variedad de materiales en su construcción. La piedra en muchos de ellos como en “A Ponte do Crego” en donde La Moura Loureiriña continúa peinando sus largos cabellos mirándose en el espejo del río.

Y también la madera forma elegantes estructuras para cruzar de una a otra orilla.
Los senderistas vibran especialmente cuando vadeamos el Lérez igual que lo hacían nuestros antepasados pisando sobre las poldras, que enseñan orgullosas sus gastadas superficies testigos de los pies incesantes que antaño las usaban.
¿Y qué decir del Puente de Gomail? Una auténtica joya, dicen que del S. XV, y uno de los más bonitos de este recorrido reforzado por el maravilloso entorno en donde se encuentra.

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