lunes, 6 de noviembre de 2017

Por Castro De Doade, Molinos, Ríos Y Pontones


En el mes de octubre se inauguró esta ruta ahora homologada como PR-G 210 Ruta do Castro de Doade
Está promovida por El Museo Casa Do Patrón de Codeseda, Doade, Lalín. Es muy bonita y constituye un fantástico paseo por distintos lugares de este concello pontevedrés.
Lugares que están plagados de rico patrimonio que nos es dado a conocer de esta forma lúdica y atractiva. 
Nosotros comenzamos el recorrido en “O Mirador do Asneiro” sobre el área recreativa de Entre Ríos en donde ya encontramos dos molinos.
Y tomamos un primer contacto con las calmas aguas del Río Asneiro formando "O Puzo Negro".
La senda que seguimos nos lleva a Codeseda pisando únicamente la crujiente alfombra de hojarasca tejida por El Otoño.
Visitamos el lugar de casas labriegas rehabilitadas y nos dirigimos al enclave en donde se encuentra El Castro de Doade, también conocido como “Aurela do Castro”, y que es quien da nombre a la ruta.
Seguimos camino y lo hacemos bajo la mirada acogedora de los frondosos árboles que por allí habitan.
Nos acercamos de nuevo al río Asneiro. En sus orillas, arboleda propia de ribera, y, a nuestro lado, gigantes hojas de helechos.
Sobre sus aguas tranquilas se alza la figura de este pontón.
¿Verdad que es precioso?
Es otoño y la ruta nos depara sorpresas como ésta:
A nuestro paso salen hermosos y curiosos ejemplares de nuestra vegetación autóctona.
Un momento realmente espectacular de la ruta es llegados al paraje en donde se encuentra "O Muíño De Froiz".
Por el molino en sí, por el ambiente, por las aguas corriendo ligeras y por estas pasarelas de rústicas ramas que le dan un aire aventurero.
¡No podéis pasar de largo!
¡Hasta parece que Indiana Jones va a aparecer de un momento a otro con su látigo y su sombrero!
Debe el senderista continuar su caminar encontrando ruinosos molinos, represas en el río,... hasta tropezarse con la vía férrea que cruzará por este sólido puente.
Y de nuevo vuelven los senderos, las congostras y las corredoiras de crujiente pisar y verdes muros musgosos.
Tras cruzar las vías en varios puntos, arribamos a lugar civilizado saludando a los elementos religiosos de la ruta: El Cruceiro y La Iglesia de San Xoán de Vilanova.
¡Fijaos en la arquivolta de la fachada!
Y volvemos de nuevo a la vorágine de las hojas, el susurro en los pies, el amarilleo en las ramas,… ¡Un festín para los sentidos!
¿Y qué me decís del colorido que acompaña a este palomar en Santomé? ¡Una extensa paleta para nuestro disfrute!
El caminar discurre ahora paralelo a la vía del tren pero no exento de belleza.
Tras cruzarla por un paso subterráneo, surge de nuevo la vegetación en pleno apogeo.
El líquido elemento reaparece bajo la piedra de este postillón dando firmeza y las hojas secas proporcionando encanto y banda sonora para cruzarlo. 
Y resulta que en este sendero se encuentra un roble catalogado entre “as árbores senlleiras de Galicia”.
De copa monumental, está en Soutolongo regado por el río Asneiro, y junto a estas enigmáticas ruinas de molino.
No los perturbamos demasiado y continuamos disfrutando de las maravillas que el otoño esculpe en la vegetación de esta ruta, fácil de caminar y señalizada con los colores blanco y amarillo de pequeño recorrido.
Pero no penséis que hemos acabado, no… Todavía nos queda caminar sobre esta maravilla en piedra.
Para así llegar a otro momento importante de la ruta.
Se trata del Área Recreativa de Mouriscade que nos ofrece todo un festival de sensaciones.
Y ya, acercándonos al final de la caminata, el río Asneiro se empeña en dejarnos un buen sabor de boca, mostrándonos los misteriosos molinos de sus orillas.
Y transformándose en un pulido espejo que refleja todo lo bueno y bonito que lo rodea.
¡Momentos intensos, momentos emotivos, los que se viven caminando por aquí!
Momentos que nos llenan el alma y que permanecerán para siempre con nosotros. 
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